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Saturday, August 05, 2006

Feria a la inversa en Achacachi

La Feria a la Inversa es un mecanismo contemplado en el DS 27328, el denominado Compro Boliviano, para transparentar las compras estatales. Es un espacio mediante el cual una institución pública (puede ser también una empresa privada) exhibe todos los bienes, servicios y obras que se han presupuestado comprar para que lo vean las personas o empresas interesadas en ofrecer sus servicios, las cuales presentan sus ofertas, éstas se califican y luego se adjudican en una semana y en el mismo espacio de la feria El 12 abril se clausuraba en La Paz la 12ava Feria a la Inversa (la del municipio de La Paz) contando desde inicios del 2004 y La Epoca informaba que hasta julio se realizarían seis ferias más. Nos quedamos cortos. Hasta mediados de este mes se llegará a la trigésima feria, que se realizará en Achacachi, de donde llegaba Flavia Giménez para contarnos las experiencias de este maratón de ferias. Ella es gerente general de la Fundación Pro Capacitación Laboral, Procal, la organización de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia que capacita y organiza estas ferias. ¿Con qué criterios se eligió a Achacachi para ser sede de la trigésima Feria a la Inversa? Nosotros propusimos a varios municipios del altiplano paceño organizar la Feria a la Inversa, pero el primero que le puso fecha para realizarla fue el alcalde de Achacachi, quien está muy entusiasta con esta actividad, incluso suspendió para los funcionarios municipales el feriado del 6 de agosto para que estén preparando toda la documentación necesaria, como los pliegos de adjudicación, para concretar esta feria exitosa. El municipio licitará obras y servicios por valor de cinco millones de bolivianos. ¿Con tantas ferias realizadas cuál cree que fue la más importante? Todas son importantes. Del conjunto de ferias que hemos realizado he sacado en claro que se puede hacer ferias en cualquier lugar y con cualquier monto para adjudicarse, lo importante es tener la voluntad de ser transparentes. Es válida la experiencia en cualquier tamaño, como nos sucedió en Cochabamba con la feria de San Benito, que tuvo la importancia no sólo de haber adjudicado el 85 por ciento de los pliegos, sino que después de un año el alcalde organizó sólo la segunda Feria a la Inversa. Son experiencias distintas, desde las conflictivas en el Chapare hasta las primeras experiencias en el sud del país, como Tupiza, hasta las realizadas en el chaco cruceño, con los guaraníes. Son ferias que adjudican un millón de bolivianos o 35 millones. ¿Y pensar que empezamos adjudicando 250 mil bolivianos en la primera? (Alcaldía de El Alto) Tengo entendido que la Feria a la Inversa de Tarija fue la más grande ¿será porque tienen mucho dinero para invertir? Se adjudicaron obras y servicios por valor de 35 millones de bolivianos, todo un récord. La verdad es que estamos impactados con la capacidad de reacción de los tarijeños, es que Tarija es una ciudad pequeña y la Prefectura, si bien es cierto que tiene mucho para invertir, también tenía muchas demandas que necesitaban de una variedad de pequeñas empresas y nosotros creíamos que éstas no alcanzarían para cubrir la demanda, pero lo hicieron. La Prefectura tarijeña licitó obras a nivel de subprefecturas, corregimientos… y entonces vimos que poco a poco venían artesanos, constructores de las provincias y los capacitamos para prepararlos para la feria, incluso les pagamos a algunos el pasaje. Con orgullo se puede decir que el 80 por ciento de los empresarios que se adjudicaron los pliegos son tarijeños. ¿Y cómo se logra que los funcionarios apuesten por realizar una feria, que implica tanto trabajo y transparencia? El hecho de hacer un proceso de adjudicación en sólo seis días hace soñar a los funcionarios. Les mostramos que no van a pasar medio año haciendo pliegos y revisando propuestas, que se adjudicará de forma transparente y que los beneficiados son principalmente los productores locales, todo ello se vuelve tentador y los motiva, claro que a cambio tienen que trabajar incluso 18 horas al día y aceptar nuevos procedimientos. Pero los frutos son tangibles y muchas veces al acabar una Feria a la Inversa ya se están poniendo fechas para realizar la siguiente feria. Estas experiencias demuestran que cuando el Estado se acerca a la población con información transparente, completa, entonces los empresarios están dispuestos a dar una respuesta contundente. ¿Cómo fue la experiencia con los guaraníes? Interesante. Coordinamos con los capitanes, sus autoridades naturales, y tuvimos que recurrir en algún momento a traductores para capacitarlos en su lengua, pero hay que tomar en cuenta que los pliegos son en idioma español. Otro punto interesante fue que incentivamos la participación de la mujer, que normalmente es relegada en todo el país en los temas de generación de empleo. Tenemos un linda experiencia con una mujer del Izozo que se adjudicó la construcción de un aula. ¿Por qué considera que las ferias en el Chapare fueron conflictivas? Pues la verdad es que las autoridades y los empresarios del Chapare tienen muchas dificultades. Esa zona no es de ricos narcotraficantes como a veces nos imaginamos, allí hay mucha pobreza, no hay servicios básicos, los precios de sus productos son irrisorios. Si bien es cierto que existen muchas autoridades interesadas en solicitar proveedores, eso no es en todos los municipios. En Ivirgarzama y Villa Tunari se realizaron sin problemas, en otros municipios, como Entre Ríos, hubo problemas con los cambios en el POA, Plan Operativo Anual, se postergaron fechas pero se realizó. En Shinaota la adjudicación fue baja. Es que se nota donde las autoridades no están comprometidas con un proceso de cambio. ¿Y los mineros cómo asimilaron la experiencia de la Feria a la Inversa? En Llallagua la participación fue total. Comprobamos que los mineros conocen muy bien sus derechos y participan muy activamente. En Uncía la adjudicación fue muy baja porque ahí tropezamos con un serio problema, que es nuestro próximo reto. Allí hay ONGs, cooperación internacional, que dan una parte del financiamiento de las obras y la otra la da el municipio. Estas ONGs no quisieron entrar a la Feria a la Inversa (legalmente no están obligadas), tienen sus propios constructores, contratistas y esto creo que no puede darse en este país. El Compro Boliviano es para todo y la Feria a la Inversa es algo que convoca a todos los empresarios y no deberían quedar fuera todos aquellos proyectos que tienen contraparte de cooperación internacional. Es una tarea pendiente que nos queda a Procal.(MPL)

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